Filosofía
Javier Sádaba insta a ser críticos ante una era en la que se tambalea la esencia humana
El filósofo vasco participó este jueves en la Semana del Pensamiento que se celebra en el Civican de Pamplona

Publicado el 29/09/2023 a las 05:00
No las nuevas, las “novísimas tecnologías”, como precisa Javier Sádaba, han entrado también en la ética. El filósofo vasco reflexionó este jueves sobre el progreso socioeconómico en la Semana del Pensamiento, que ha organizado la Fundación Caja Navarra, y señaló la magnitud del cambio que nos está tocando vivir. Entramos en una etapa en la que no sólo se pueden quedar atrás tecnologías como Internet, advirtió, sino también incluso la idea de lo humano, con personas que tengan genes de unos y de otros. “Los más arriesgados hablan de que vamos a ser otra especie, el transhumanismo”, lanzó. “Ray Kurzweil dice que en el año 30 va a meter su mente en una máquina, la idea de identidad nuestra desaparece un poco”, destacó. “Si ahora hay tremendas diferencias entre los que tienen dinero y los que pasan hambre podrá haber entonces humanos de primera y segunda división”.
Sádaba, autor de 'Una ética para el siglo XXI', compartió que recientemente la ciencia en Estados Unidos ha posibilitado no sólo tener cosas transcraneales, sino también meter un electrodo en el cerebro. “Se van a meter dentro de nosotros, no es solo una prótesis, sino que nuestra identidad se vendría abajo”, señaló en un encuentro moderado por Nora Alonso, miembro de Jakiunde.

Sádaba cree que desde el punto de vista ético esto debería estar creando una alerta mayor. Es algo con lo que tienen que lidiar los científicos, por un lado, los filósofos y las humanidades, por otro, y también los legisladores, que les piden a los anteriores: “¡Dígannos algo, que tenemos que legislar!”.
No es fácil. “Debería haber muchísima más información, más exigencia de todos respecto a lo que se está haciendo, más intercambio multicultural de gente de varios campos, médicos, gente de la ética, el derecho, investigadores... hay que enterarse un poco más”, expresó. Y, en ese contexto, la ética debería ir adaptándose, siempre por detrás, atenta a lo que ocurre, como en su día con la clonación.
Estos cambios le retrotraen al problema que señalaba Hume de ser idéntico consigo mismo. Sádaba entiende la identidad de una manera más sofisticada. “Imaginémonos que pudiera saber qué pensáis y qué fantasías tenéis”, se dirigió al público que llenaba el Civican de Pamplona. “Los cambios serían monumentales, ya no seríamos singulares, ya no seríamos Javier, Aitor o Pedro, pero al mismo tiempo no nos íbamos a engañar unos a otros, no nos íbamos a pegar unos a otros, esto sería lo nuevo, por eso digo que habría que pensarlo en conjunto”, dijo, apuntando también un detalle: una de las cosas más difíciles para la inteligencia artificial es entender un chiste.
Sádaba ve al mundo cada vez más global y observa una “ola tremendamente reaccionaria” que avanza a gran velocidad. “Ha habido unos fracasos democráticos grandes y son etapas difíciles, avanza cierto tipo de sociedad monstruosa”, alertó, y pidió que en este contexto la gente se haga más incrédula, que desobedezca más. “Yo no tengo por qué obedecer a alguien, razónemelo, la tiranía del grupo es peligrosa, cada uno que se mire en el espejo, yo quiero ser yo, y si no me das unas razones no te creo, no vale lo de ‘siempre se ha hecho’ o ‘lo dice Menganito’, hay que ser crítico, y para eso lo primero es ser autocrítico, la primera cura sería ésa, y luego enterarse”, expresó.

Sádaba (Portugalete, 1940) no tiene tatuajes, no tiene perro y no ve series, de modo que encuentra dificultades para hablar con gente de menos de 40 años, pero está convencido de que hay que saber estar en el mundo, enterarse de qué ocurre, y para eso no hace falta viajar. Bastaría con estar con los demás, escuchar y respetar.
Una mujer del público compartió con el filósofo señales de alarma recientes como la de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, cuando dijo que “la humanidad ha abierto las puertas del infierno”, o la del escritor Douglas Rushkoff, quien plantea que los gigantes tecnológicos están planificando la huida del planeta si la Tierra se va al carajo, y Sádaba le respondió que algunas le parecen ridículas y otras peligrosas. “El miedo es siempre un aliado del poder, siempre”, recalcó. “Fantasías ha habido siempre, Julio Verne por ejemplo dijo cosas que parecían absurdas pero se han cumplido todas menos la de ir al centro de la tierra”, mencionó. En su opinión se está produciendo un retroceso al pensamiento mágico peligrosísimo. “Conozco personas que se levantan y lo primero que consultan es el tarot”, lamentó.
Sádaba cree que una de las consecuencias de la posmodernidad es que ha hecho gente muy débil, sujetos “como plumas al viento”, al albur de lo que otros hagan o digan. “Hay que reforzar un yo mucho más firme”, señaló. Para ello “hay que hacerse, crecer y poder conversar con alguien, aprender es de las cosas más importantes”, abogó, y defendió las dos fuentes de aprendizaje que son la familia y la escuela. “Las cosas tienen que venir de abajo, a los niños hay que enseñarles desde muy pronto técnicas, que aprendan a razonar, a ser solidarios, a oír música, hacer arte, ciencia, saber que las cosas las tienes que hacer tú”. Y defendió un reto: “Hay que enseñar ciencias y letras al mismo tiempo, esa escisión entre los dos campos puede ser fatal”.
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