Música
La emoción de un Zimmer espectacular
Un concierto con más de 70 músicos hechizó este martes por la noche al Navarra Arena
Actualizado el 03/12/2024 a las 23:47
‘The World of Hans Zimmer. A New Dimension’ llegaba a un Navarra Arena y empezaba solo con diez minutos de retraso (20.10h), por cortesía al público que tenía que estar haciendo colas cuando afuera llovía. Y llenó el Arena, configurado con un aforo de 6.500 localidades. Esta vez Zimmer no dirigía, pero al frente de todos los músicos estaba su amigo, músico, compositor y arreglista Matt Dunkley.
Dunkley dirigía un espectáculo de tres horas de duración con más de 70 músicos en el escenario. Era una formacion híbrida de orquesta sinfónica y banda de rock con teclista, bajista, guitarra eléctrica, batería instrumentista de vientos, violinista de grupo de rock y un chelista que parecía sacado de la misma banda Apocalíptica: músicos clásicos con vestimenta heavy que hacen versiones de grupos como Metallica o AC/DC.
Desde el primer momento se evidenció que el concepto escénico era espectacular con una enorme pantalla que llenaba de lado a lado todo el escenario en el Navarra Arena y estaba partida en siete segmentos verticales. El concepto de iluminación jugaba en general con colores básicos para cada uno de los temas que se iban interpretando, pasando de añiles a verdes, rojos... pero desde una apuesta vanguardista usando también en muchas ocasiones focos móviles.
En las pantallas iban luciendo poco a poco momentos de las películas, todas ellas grandes éxitos del cine y conocidísimas de Zimmer, intercalándose con otros momentos de puro espectáculo de los músicos interpretando. Porque no cabía duda de que la banda de rock lucía actitud rockera en sus intervenciones . Y dos torres en los laterales disponían en tres alturas a doce coristas como guinda de todo el montaje. Además, algunos vídeos de Hans Zimmer se fueron intercalando y hubo un momento muy divertido en un diálogo entre el propio Hans y Matt... Hans le pedía, por favor, que fuera más breve en sus intervenciones.
En esa guisa fueron sucediéndose momentos musicales (suites al uso) de ‘El hombre de acero’ (Superman), ‘Paseando a Miss Daisy’, ‘La Roca’... En ‘Pearl Harbor’ apareció en escena una soprano lírica para llevar la melodía principal. Pero el solo de guitarra española apenas se escuchó. Único fallo para el impecable sonido que hasta el momento se había podido escuchar, muy rico en matices, en la mezcla y con el volumen perfectamente ajustado al recinto y a la presión necesaria para el público asistente.
Matt aprovechaba para ir presentando a diferentes maestros intérpretes, tanto de la sinfónica como de la banda de rock. Así llegó el momento de ‘El caballero oscuro’ (Batman), aún más espectacular en los momentos solistas de los músicos. La realización audiovisual estaba en la misma línea de calidad del resto de elementos del evento, sencillamente espectacular y llena de buen gusto en la elección de planos y transiciones.
Llegó el precioso y dramático momento de ‘No time to die...’ (‘No hay tiempo para morir’), de James Bond, agente 007, con el chelista como gran protagonista que cambió vestimenta de cuero por traje y pajarita que ni al mismísimo Bond le hubiera quedado mejor... Y a continuación llegó el momento más emocionante de la noche hasta ese momento, el turno de la historia de Máximo Décimo Meridio (‘Gladiator’). Esta vez y a diferencia de las anteriores, la suite no solo fue un momento concreto del filme sino un gran resumen de todo él. Los momentos seleccionados fueron realmente lo mejor de la película y contaron con el protagonismo no ya de una vocalista sino de dos, porque a la primera soprano lírica se le unió una segunda con una tesitura vocal muy étnica, al estilo mediterráneo y norteafricano de la música original. Emoción desmedida y presentaciones de más elenco fueron dando paso a la suite de ‘Interstellar’.
Tras 20 minutos de descanso comenzó la segunda parte con una gran suite de la película ‘Wonder Woman’, igual de espectacular que como había comenzado la primera con ‘El hombre de acero’. A continuación la suite de ‘Kung Fu Panda’ fue un auténtico divertimento porque los instrumentistas solistas desarrollaron una ligera vis cómica hasta con pequeñas interpretaciones teatrales y tocando el shamisen (guitarra tradicional japonesa) y la flauta tradicional japonesa llamada sakuhachi.
El siguiente momento fue todavía más espectacular porque hicieron toda una suite de la banda sonora de ‘Sherlock Holmes’, en sus versiones protagonizadas por Robert Downey Jr. Los instrumentistas ocuparon la primera línea de escenario con intervenciones excelentes de Juan Garcia-Herreros (bajo), Pedro Eustache (multiinstrumentalista de viento), Rusanda Panfili (violín solista) y Eliane Correa (teclados y acordeon). Antes los momentos cumbre los habían protagonizado Carla Chamoun (vocalista), Nokukhanya Dlamini (vocalista), Gan-ya Ben-gur Akselrod (vocalista-soprano). Alexios Anest (guitarrista), Lucy Landymore (batería/percusión), Luis Ribeiro (multipercusionista) o Aleksandra Šuklar (multipercusionista) y Thimotee Renou en el chelo.
La suite de ‘Dune’ tuvo a un inspiradísimo Pedro Eustache como columna sonora central con una soberbia interpretación del duduk armenio (espectacular de flauta de timbre muy grave). Y en esa tónica fue la suite (auténtico resumen) de ‘El Príncipe de Egipto’. Con intervenciones increíbles.
El rizo llegó con 'El rey león', con media docena de percusionistas tocando percusiones de medio mundo y un coro africano con seis voces masculinas y femeninas: el Nairobi Chambers Chorus. El público se levantó entre sus asientos más que emocionado, mientras el director Matt Dinkley fue presentando a todos los que habían ido interviniendo en el concierto.
Para los bises se reservaron un espectacular y electrónico momento de la película ‘Origen’, que de nuevo levantó al público de sus asientos. Y el último y espectacular llegó con ‘Piratas del Caribe’. Los efectos de fuego (real) volvieron a lucir al borde del escenario hasta el momento final en que todo terminó con una gran explosión, como en la primera de las películas de la saga.
Fue rotundo y espectacular. Un trabajo preciosista y una puesta en escena de lo mejor que ha pasado por el Navarra Arena en todos sus años de historia.