El actor navarro Iñaki Ardanaz, uno de 'Los Aitas' de Borja Cobeaga: "He tenido que pensar mucho en mi aita, me ha removido mucho para bien"

Después de presentar 'Los Aitas' en el Festival de Málaga y unas horas antes de que empiece a proyectarse en las salas de cine, Iñaki Ardanaz (Aoiz, 1984) no oculta su expectación ante el estreno de la última comedia de Borja Cobeaga, en la que es uno de los cuatro protagonistas. Ardanaz, junto con Juan Diego Botto, Quim Gutiérrez y Mikel Losada, es uno de 'Los Aitas', cuatro padres en paro en el Sestao de los años 80 que, a su pesar, tendrán que viajar en autobús hasta Berlín para que sus hijas participen en una competición de gimnasia rítmica. Es del 84, pero ¿es de lo que tiene un poco de nostalgia por aquella época? Cada vez hay más conciertos ochenteros, se recupera la estética de entonces... Sí, la nostalgia la tengo. De hecho, sí, empiezo a ver un revival. El otro día estuve en el concierto de Fermín Muguruza, en Madrid, que de repente me llevó a esa época. Siento nostalgia cada vez que escucho a Barricada, que ha sido también mi grupo de la infancia y adolescencia... La película transcurre en el 89, yo tenía cinco años, y es verdad que mis recuerdos son ya a partir del noventa. Pero sí que he reconstruido lo que creo que fue la educación que mi padre me dio. ¿Una educación que con los ojos de 2025 cambia mucho? Sí, hay un cambio enorme. Creo que todavía faltan muchas cosas por cambiar, aunque estén mucho más presentes. A día de hoy, por ejemplo, todavía no llegamos a alcanzarla la carga mental que llevan nuestras parejas. Intento no juzgar aquella educación, puesto que el día de mañana nuestros hijos -yo soy padre- también juzgarán nuestra manera de hacerlo, y habremos sido muy light para lo que ellos se implicarán, que será mucho más que lo que estamos haciendo nosotros. ¿Se ha puesto en la piel de sus padres para la película? Sí, he tenido que pensar mucho en mi aita. Ha sido un proceso que me ha removido mucho para bien, para recordarlo todo. Lo he vivido como una especie de homenaje hacia él. Justo mi aita hace dos años murió, el de Borja también, poco antes de empezar a escribir la peli, de tal manera que lo bueno que tiene es que, más allá de la carcajada, tiene un lado muy tierno. Nuestros padres lo hicieron con todo el cariño del mundo, igual con falta de información, igual que yo lo hago con todo el cariño del mundo, seguramente también con falta de información que todavía no tengo. Su personaje es de los más graciosos, empeñado por apostar por su videoclub, ¿cómo se ha llevado con él? Los cuatro perdemos nuestro trabajo en Altos Hornos. Era una época muy difícil en la que el hombre se sabía dedicar única y exclusivamente al trabajo y no a la familia. Y claro, una vez que pierdes ese trabajo a esa edad, de repente te quedas un poco huérfano. Los compañeros no saben cómo rehacer su vida pero, sin embargo, mi personaje tiene un punto más visionario, ve en el VHS y en el videoclub un posible futuro y se vuelca. Eso es lo que diferencia también el carácter, a lo largo del viaje se va viendo que está más cascarrabias, más ansioso por volver, muestra su disconformidad con el viaje, puesto que él tiene un negocio que atender. Está más amargado. Además se encuentra que el chofer es el padre Arrupe, el que le hizo la infancia imposible. Si , el personaje de Ramón Barea, que en su infancia le ha machacado, le ha golpeado, seguramente le haya humillado... eso hace que el viaje sea mucho más amargo. ¿Cómo fue el rodaje en autobús? Yo le tenía mucho respeto porque además grabábamos en verano. Por suerte grabamos casi todo en Bilbao, luego hay otras partes que se grabaron en Toledo y aquello fue mucho calor. Borja tenía todo tan claro que fue muchísimo más llevadero, tenía el montaje clarísimo en la cabeza. Eso redujo el tiempo y la asfixia y el calor muchísimo. ¿Es tan rápido dirigiendo como con sus guiones? Sí, totalmente. O sea, yo lo que me quedó clarísimo es que tiene un conocimiento del montaje, del tempo, de la comedia... yo le decía “Me pongo en tus manos, Borja, lo que me digas, confío plenamente”. Para mí es el más top en este país. A su servicio total. ¿Cómo fue la relación con Juan Diego Botto, Quim Gutiérrez y Mikel Losada? Con Juan ya había coincidido, yo hice de padre de Juan Diego Boto en la serie anterior de Borja Cobeaga, No me gusta conducir. Es una maravilla. Juan es un tío para estar observándolo continuamente, cómo se comporta en el rodaje, desde qué lugar trabaja. Es un regalo haber podido compartir con él. Quim lo mismo, sentía mucha admiración por todos los personajes que hace y por cómo maneja la comedia. Y con Mikel Losada, con quien ya había coincidido en la película 'Ane', creo que me llevo un amigo para toda la vida. Hemos ido como pin y pon en el rodaje. En la ficción seríamos los que más tiempo de relación tenemos, nos conocemos desde la infancia, y eso nos ha llevado a estar todo el rodaje partidos de risa y haber hecho mucha, mucha piña. Juan Diego Botto rodó en su pueblo, Aoiz, 'Silencio Roto' de Montxo Armendariz hace más de 20 años. ¿Vivió cerca aquel rodaje? Sí. Por aquel entonces yo ya era un apasionado del cine, me gustaba más casi desde el punto de vista de la dirección, pero vino Montxo Armendariz a grabar esa película a Aoiz y Nekane Echarte , que trabajaba en la producción, me dijo que era una oportunidad maravillosa para que viera cómo funciona el cine por dentro. Me apunté a la figuración y conocí el mundillo desde dentro. Ese rodaje hizo que en Aoiz se retomara después el grupo de teatro que había, ahí me apunté también como actor, y eso me picó el gusanillo. Gracias a mi madre, que fue quien lideró un poco el tema del teatro en Aoiz, decidí venirme a estudiar a Madrid, y me vine a la escuela de la madre de Juan Diego Botto, que es Cristina Rota. ¡O sea que fue decisivo! Sí, totalmente. Una cosa desencadenó en otra, y otra, y otra, y al final... De hecho, ahora que es cuando más nos hemos conocido, hemos hablado mucho del proceso de la escuela, de su madre... tenemos mucha gente en común. En su carrera ha tenido papeles muy dramáticos pero aquí hace gala de una gran vis cómica, ¿cómo se ve en la comedia? Sí, es verdad que la comedia la he llevado más en el teatro. Ahora estoy terminando la gira de 'Animales de Compañía', que también el personaje es cómico. En 'Los Aitas' lo he disfrutado mucho, porque según salimos de la escuela trabajábamos más la comedia que el drama. Es verdad que luego he estado más en el drama, en trabajos como 'Lasa y Zabala', que no tenía nada de comedia, 'La víctima número 8'; 'Caronte'; 'Paraíso', que es un padre que vive la pérdida de una hija... Ahora, justo voy a empezar una comedia para Televisión española en mayo. Parece que la cosa se está decantando por ahí, de momento.

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