Arqueología
Javier Velaza, experto en la mano de Irulegi: "Cada vez hay más evidencias que relacionan la lengua vascónica con la ibérica"
El lingüista navarro, autor de la investigación filológica de la mano de Irulegi junto a Joaquín Gorrochategui, habló de la inscripción vascónica de la icónica mano en el Museo de Navarra

Actualizado el 22/03/2025 a las 18:51
Recién galardonado con el prestigioso premio Loewe de poesía, Javier Velaza (Castejón, 1963) regresó este viernes a la Sala de Prehistoria del Museo de Navarra, donde se reencontró con la mano de Irulegi. “Es una pieza con una carga emotiva muy importante”, señaló. Experto en lenguas paleohispánicas, clausuró el ‘Curso de Actualidad Arqueológica’ que se ha celebrado por primera vez en el Museo de Navarra.
Tres años después del impactante hallazgo de la mano de Irulegi, ¿cuál es el balance?
La mano nos ha venido a ratificar una serie de hipótesis que ya teníamos. La primera, que los vascones hicieron uso de la escritura, aunque no sabemos con cuánta intensidad. Como sucede con muchas piezas antiguas, con la mano de Irulegui tenemos una serie de certezas y también una serie de incertidumbres. Para entender lo que es la mano de Irulegui, necesitaríamos encontrar otras piezas en el mismo contexto, de la misma época y en la misma lengua.
En Irulegi seguirán apareciendo piezas de cerámica. ¿Sería probable que alguna de ellas tuviera una inscripción?
Precisamente en Irulegi aparecieron tres ‘stili’, es decir, tres instrumentos de escritura. Por lo tanto, la escritura existía y hay una cierta probabilidad de que puedan aparecer más piezas con alguna inscripción. Yo soy relativamente optimista. Ahora vengo de ver una inscripción nueva, latina, pero todavía no puedo decir más. Por suerte, a lo largo del año yo suelo ver 15 o 20 inscripciones nuevas, de aquí y de allá. Cualquier hallazgo o inscripción nueva siempre resulta muy emocionante, te genera mucha pasión. En el caso de Irulegi, siempre hemos puesto mucho énfasis en la prudencia, en explicar muy bien lo que la mano era y lo que no era. Un hallazgo tan espectacular podía llevar a interpretaciones alocadas.
El descubrimiento de la mano de Irulegui tuvo mucha repercusión social y hoy se ha convertido en un símbolo: se llevan camisetas, colgantes... ¿Qué le parece este fenómeno?
Tiene una atracción icónica porque la mano en sí es muy bonita. El impacto social y mediático que generó la mano es escasamente comparable con ningún otro hallazgo de la arqueología española. Después de la Dama de Elche, no había sucedido algo así. Cuando miro tres años atrás, a mí me gustaría subrayar la palabra respeto. Socialmente ha habido mucho respeto hacia los equipos que han trabajado, hacia los resultados de la investigación... Como navarro, me siento orgulloso. Se podían haber dado otro tipo de reacciones, o de manipulaciones, que no se han producido. Se ha puesto en valor el espíritu de convivencia de nuestra sociedad. Para mí, la mayor lección de la mano de Irulegi es que hemos aprendido a convivir con una evidencia científica. Me parece estupenda la madurez social con la que se ha recibido la mano de Irulegi.
¿Cuándo vio la primera evidencia de que la lengua vascónica podía haberse puesto por escrito?
Recuerdo que en el año 1993 participé en un congreso en Pamplona y entonces propuse que el mosaico de Andelo podía estar escrito en vascónico... Todavía recuerdo las caras de perplejidad. Era una hipótesis que en aquel momento solo se sostenía en esa inscripción. Por suerte, las evidencias posteriores han venido a ratificar eso.
Recientemente se halló una vasija, cerca de Perpiñán, con el término ‘ogei’ (veinte, en euskera), en el ‘oppidum’ ibérico de Ruscino. ¿Cómo interpreta este descubrimiento?
La interpretación de ese texto lo ha hecho Joan Ferrer, miembro de mi equipo de investigación y un extraordinario estudioso. La idea de que el vascónico y el ibérico tuvieran relación entre sí es muy antigua, pero en los últimos años están apareciendo una serie de evidencias que permiten trabajar otra vez sobre esa idea, pero desde un punto de vista muy científico. Hubo una época en que el vascoiberismo tuvo unas manifestaciones poco científicas, que se basaban en decir: “Como esto se parece, es lo mismo”. En los últimos años, desde el rigor científico, se han identificado una serie de elementos en la lengua ibérica que permiten relacionarla con el vasco antiguo. Estamos en un momento en el cual las evidencias de una relación o parentesco entre el vascónico y el ibérico son cada vez más fuertes, pero ahora no podría decir que son definitivas. Todavía no podemos afirmar al cien por cien que el vascónico y el ibérico eran lenguas genéticamente emparentadas. Probablemente, sí lo fueron.
¿Este hallazgo de Perpiñán sería un eslabón más hacia esta teoría?
Sí, pero harían falta unos pocos eslabones más. Este hallazgo viene a subrayar la hipótesis de que en la lengua ibérica hay toda una serie de palabras que corresponden a los numerales en euskera: ban (en euskera, bat, uno); bi o bin (bi, dos); irur (hiru, tres); lau o laur (lau, cuatro); borste (bost, cinco)... Son palabras idénticas. Otra cosa diferente es saber qué tipo de relación pudo haber entre las dos lenguas.
¿Cabría plantearse que compartieran un origen?
Claro, si hubo relación genética entre ambas lenguas, ¿en qué grado se produjo? Es algo que vamos atisbando. Hace 35 años, cuando empecé a estudiar la lengua ibérica, no tenía argumentos sólidos para poder defender una hipotética relación entre el vascónico y el ibérico. Hoy tengo muchos argumentos que me inclinan hacia eso.
¿Y eso le resulta especialmente alentador?
Es muy ilusionante ver que la investigación de los últimos treinta años ha sido fértil y eficaz. Yo hice mi tesis doctoral en 1990. En ese año, en España prácticamente éramos tres personas las que nos dedicábamos a la paleohispanística (estudio de las lenguas paleohispánicas). Ahora, diversas universidades han creado equipos y todos trabajamos de manera interdisciplinar. Aunque aún no seamos capaces de traducir el ibérico, en 30 años hemos progresado bastante.
