Félix Sanz Roldán, exdirector del CNI: "Con ETA acabaron muchos hombres y mujeres que nadie sabe quiénes son"

Aparentemente la foto que escrutaban no llamaba especialmente su atención. Era una estampa que pasaba por un retrato de un día de pesca. Un hombre. Un pez. Un paisaje natural. Hasta que uno de los analistas que trabajaba en las imágenes de este perfil sospechó del inusual tamaño del animal capturado. No se correspondía del todo con las medidas de esa especie. Bingo. Un pescado aparentemente inofensivo ocultaba en realidad una capa azul bajo la que unos terroristas intercambiaban mensajes. “Eso es el trabajo del servicio secreto. Evitar que algo malo que alguien quiere que ocurra, ocurra de verdad, aunque no trascienda, aunque esa gente nunca sepa que les salvaste de morir”. Con esa anécdota real ocurrida dentro de La Casa (como se denomina familiarmente a la sede del servicio secreto español) ilustró el miércoles su intervención en una jornada en la UPNA el general Félix Sanz Roldán. “Los servicios secretos están encima de estas personas a diario. Hay escuchas, hay estudios, hay análisis, y no todos los días se ven progresos. Es complejo, pero todos los esfuerzos van encaminando en conocer quiénes son esos terroristas, qué están haciendo y en qué momento, en qué franja de edad dan el paso de hacerse violentos. No se ponen un cinturón de explosivos de la noche a la mañana. Hay estrategias, hay ideólogos. Y saben hacer un buen uso de las tecnologías”, relató en su intervención. Minutos antes de hablar al público, atendió unos minutos a Diario de Navarra. ¿Cuál es el recorrido que lleva a una persona a convertirse en un terrorista? La radicalización es una fase del terror y el radicalizador busca cuándo actuar. Vimos un caso real en España de un chico de origen musulmán al que dejó su novia, española. Quien quiso captarlo le dijo que no era por él, era por ser lo que era. Vas creando un caldo de cultivo. A nivel global, es un proceso que se inició hace ya años pero que ha crecido muy deprisa hasta tal extremos que todos nos hemos sentidos concernidos por él en numerosas ocasiones. Pero hay algo que deberíamos aclarar desde el principio. El terrorismo de carácter yihadista es normalmente un efecto colateral de la lucha entre las dos grandes facciones del Islam, los suníes y los chiíes, que bien por publicidad o por querer tener un carácter preeminente el uno sobre el otro, exportan sus malas relaciones a Europa o Estados Unidos y se manifiestan de esta manera. Un ejemplo muy claro es el que se da el año 2020 murieron 45.000 musulmanes víctimas del terrorismo y 2.500 europeos. Eso nos da una idea de que es un fenómeno de que nace donde nace y se extiende, pero que incluso en su lugar de origen se manifiesta con mucha más virulencia. ¿Qué es lo que podemos hacer? Pues naturalmente prevenir, que es lo fundamental y después ayudar a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a localizar a posible cédulas terroristas, a veces siendo el servicio secreto quien dirige la operación o apoyando con datos a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, establecer una gran, digamos que todo lo amplio que sea posible, con otros servicios secretos de Europa y de Estados Unidos, y hacer lo que últimamente no está saliendo mal, que es evitar que ciudadanos españoles o europeos pierdan la vida en un acto de cruel publicidad de una de estas facciones del Islam. A usted le tocaron los años finales de ETA y también los inicios de este tipo de terrorismo en Europa. ¿se combaten de forma distinta? Son diferentes, pero todos tienen algo en común que es acabar con vidas humanas para que prevalezca una idea. Trabajamos mucho contra ETA, mis predecesores también lo hicieron y yo tuve después la inmensa suerte de recoger el fruto de su trabajo. Trabajaron con gran tesón y en varios momentos de nuestra historia viendo además muy poco progreso, por eso siempre que se habla del final del terrorismo de ETA me acuerdo de los que me ostentaron este cargo antes que yo. Y más que de ellos, que de algún modo recibieron un cariño público, un reconocimiento, tengo en mente a muchísimos hombres y mujeres, que nadie sabe quiénes fueron , hicieron acciones muy arriesgadas y vivieron con un gran sacrificio, y gracias a ellos se acabó también con ETA. Sanz Roldán acudió a Pamplona con motivo de una jornada organizada por el instituto de Investigación Social Avanzada I-Communitas de la UPNA. Además del exdirector del CNI participaron el catedrático de Sociología y profesor Josetxo Beriáin y el docente e investigador Sergio García-Magariño. La mesa estuvo moderada por la profesora Marta Rodríguez Fouz. Según dieron a conocer los organizadores, el panel abordó el contexto dentro del cual se mueven los problemas de seguridad contemporáneos de las democracias liberales, caracterizadas por una creciente polarización afectiva e ideológica. Los tres ponentes centraron su punto de vista en la relación entre las guerras culturales y la radicalización violenta, así como el papel de las labores de inteligencia para prevenir y revertir dichos fenómenos. García-Magariño recalcó en su exposición la complejidad de establecer pautas muy definidas, pero sí avanzó algunas conclusiones. “Hay elementos que condicionan o impulsan mucho para acabar en un grupo terrorista, aunque hay gran trecho entre justificar la violencia y ejecutarla”. Josetxo Beriáin realizó un repaso histórico a los conflictos y dinámicas que emergen en las distintas sociedades de la historia reciente de Occidente.

Félix Sanz Roldán, exdirector del CNI: "Con ETA acabaron muchos hombres y mujeres que nadie sabe quiénes son"

El general, que lideró los servicios secretos españoles durante una década, participó recientemente en una jornada en la UPNA

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