Celebración
San Fermín con acento andaluz
Israel Linares, gran amante de Navarra, recreó el encierro de Pamplona junto a sus amigos de Gerena (Sevilla) para despedir el 2024
- Ikomar Oteiza Pierola
El pueblo sevillano de Gerena amaneció con carteles de ‘calle de los Mercaderes’, ‘calle de Santo Domingo’ o ‘calle de La Estafeta’ pegados en sus calles el 31 de diciembre. La culpa fue del grupo de amigos de Israel Linares Gómez, un gran apasionado de los Sanfermines, que decidió simular un encierro de San Fermín con toro incluido a 900 kilómetros.
Su unión con Pamplona surgió en julio de 2015, cuando su amigo Antonio se fue a vivir a Olite, la mejor oportunidad para que Israel y su mujer Ana viajasen a Navarra. “Hicimos las maletas y nos fuimos sin pensarlo”, explicaban. Su misión principal mientras recorrían la ciudad era encontrar la hornacina de San Fermín y paseando por Estafeta se toparon con una familia que no conocían pero que les guiaría hasta ella. La conversación hizo que para cuando llegasen a Santo Domingo se hubiese forjado una bonita relación entre las dos familias, que marcaría el inicio de un reencuentro cada 6 de julio.
Las cuadrillas de Gerena participan en un concurso de disfraces cada fin de año, por eso durante los meses previos todos se dedican a pensar un proyecto original con el que deleitar a su pueblo. Fue a uno de los amigos de Israel al que se le ocurrió la idea, le vio puesta la camiseta de Pamplona y dijo: “¿Por qué no nos disfrazamos de San Fermín?”.
Soledad Núñez acuña, otra de las integrantes del grupo y afamada por su originalidad, diseñó una página de periódico con la cabecera de Diario de Navarra y la fecha de 31 de diciembre de 2024 que decía: “en la localidad sevillana de Gerena, pueblo taurino por excelencia, veremos este año un encierro al puro estilo pamplonés”. Y así fue, a las 23.45, con todo el pueblo reunido en la cuesta del Ayuntamiento para tomar las uvas disfrazados, aparecieron veinte corredores con sus periódicos para cantar a San Fermín. Después salieron corriendo perseguidos por un toro de tamaño real con ruedas que ellos mismos habían diseñado. Y un pedido masivo de pañuelos y fajas les permitió a todos vestirse de blanco y rojo. Tampoco faltó el mozo con la camiseta del Betis, un clásico de muchos corredores para diferenciarse.
Para rematar el espectáculo colocaron una réplica de la hornacina en la que cantar al santo, el primer lazo de unión entre Israel Linares y Pamplona hace diez años. Aunque ahora tendrá que esperar otros seis meses para vestirse de blanco y rojo, pero esta vez en tierras navarras. En julio recorrerá el país para volver a disfrutar de su querida Peña Armonía Txantreana, a la que “con todo el cariño y admiración” le ha dedicado su comienzo de 2025.