Sucesos en Navarra
Morir a 2.330 kilómetros de tu familia
Anunciar una muerte, así como identificar y repatriar los cuerpos son siempre procesos delicados que se complican más cuando los familiares de las víctimas, como ocurre en Fitero, residen a miles de kilómetros

Actualizado el 06/03/2025 a las 23:46
Fitero y Ostrava (República Checa) distan entre sí 2.330 kilómetros, unas 22 horas ininterrumpidas de viaje por carretera. Hasta esa ciudad industrial próxima a la frontera polaca, de casi 300.000 habitantes llegó este miércoles la trágica noticia del fallecimiento en accidente de carretera de dos de sus vecinos, un hombre de 46 años y una mujer de 47, ambos chóferes de camión y pareja sentimental. Como dicta el protocolo en este tipo de procedimientos, y confirmó la embajada checa en Madrid, fueron agentes de la policía checa quienes recibieron el encargo de trasladar a la familia residente allí la muerte de sus parientes, así como el traslado de sus cuerpos al Instituto Navarro de Medicina Legal, en Pamplona, para que les fuera realizada la autopsia. De igual manera, la información relativa a la muerte de la otra pareja, de origen búlgaro pero afincados en Churriana de la Vega, una localidad de 17.000 habitantes del cinturón urbano de Granada, viajó finalmente hasta Inglaterra, donde actualmente reside uno de los hijos del matrimonio, de 47 y 41 años.
Cualquier gestión de información alrededor de una muerte violenta es delicada, admite Josean Gurrea, responsable de Tráfico de la Policía Foral, pero en un accidente como el de este miércoles, con tantos daños materiales y cuatro víctimas mortales de origen extranjero, las labores de identificación e investigación pueden complicarse. “Una vez que hay constancia de una muerte a causa de un siniestro vial, el cuerpo se rescata del accidente y se traslada al Instituto Navarro Medicina Legal, donde los forenses llevarán a cabo la autopsia. Es obligatorio hacerlo así siempre que nos encontramos ante un fallecimiento suicida, homicida o accidental y, digamos que ya en esa fase el cuerpo queda a disposición, bajo custodia, del juzgado”.
Ese proceso se lleva a cabo por lo general en un intervalo de horas y es a partir de que concluye, con el informe que elaboren los médicos, cuando los familiares ya pueden disponer del cuerpo. “Cuando la víctima reside en España suelen ser los tanatorios que contratan los familiares quienes se encargan de recoger y trasladar los cuerpos hasta el lugar donde se disponga, generalmente donde se vayan a a incinerar o enterrar”. Si el lugar a donde debe ser trasladado el cuerpo es de fuera del país, la situación puede complicarse, por lo que debe iniciarse un proceso de repatriación que es costoso (hay casos de personas con pocos recursos que han solicitado colaboración económica para afrontar ese pago) y que en ocasiones puede prolongarse en el tiempo. “No es lo habitual, pero también podría darse el caso de que en ese examen forense surgiera algo inesperado, como una herida de bala que obligara a replantearse lo ocurrido o derivara en una investigación criminal”.
También es necesaria una identificación plena de esa consanguinidad para entregar ese cuerpo. “No solo que coincida con el nombre y apellido de los papeles que lleva consigo esa persona, sino que además la genética lo demuestre. Es lo que se llama reseña de ADN y que se ha requerido en identificaciones de personas de otros países, por el estado del cuerpo o no es posible el reconocimiento visual de los allegados”.
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