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Casco Viejo Pamplona

Juan Carlos Oroz (Chez Belagua): “El problema está en los que venden comida de calle: kebab, pizza...”

En pleno corazón de la calle Estafeta, quien también es secretario de Anapeh, plantea renunciar a la música si no se les obliga a un vestíbulo. "Ponemos un hilo musical, algo residual"

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Juan Carlos Oroz es, además, secretario de AnapehMIGUEL OSÉS
Publicado el 30/03/2025 a las 05:00
Un local en mitad de la calle Estafeta con tres lustros de andadura. Un establecimiento que pone música, pero lo hace de manera testimonial, básicamente residual. Hasta tal punto que en cuanto la conversación de los clientes se hace fuerte dentro del bar, el limitador con el que cuenta el local se pone en marcha y reduce la música hasta prácticamente hacerla desaparecer. Juan Carlos Oroz, propietario del Chez Belagua, es hostelero de ‘toda la vida’. Pero también vecino del Casco Viejo de Pamplona.
“Conozco el problema nocturno que sufrimos los que vivimos en este barrio, pero la norma que exige el Ayuntamiento de colocar una doble puerta, con todo lo que implica, es absurda”, valora. En su caso, la reforma que hará perder metros de barra, así como el contacto con la clientela de fuera, con la terraza. Y eso sí le afecta. “No vale una puerta acristalada, porque tiene que estar insonorizada, por lo que no permitirá a la gente de fuera ver qué pasa dentro del local ni a nosotros mirar hacia la calle. Y eso genera rechazo. Es una barrera que restará clientes”, avisa quien también es secretario de Anapeh.
Es en este punto de la conversación donde Juan Carlos Oroz habla de discriminación. “Habrá locales hosteleros que, por espacio, no podrán colocar la doble puerta y otros, como el mío, más amplio, tendrán que hacerlo sí o sí con el perjuicio que supone”, valora. Y pide al consistorio que utilice los datos de limitadores y registradores que sabe son obligatorios para sancionar a quienes no cumplen con las sonometrías que exige la ley. “Que todos sabemos quienes son”, dice.
Y apunta a negocios que venden comida y bebida las 24 horas al día en estas mismas calles donde se pide control. “No tienen sitio de estancia ni aseos ni nada. Su licencia es puramente alimentaria, y ahí está el problema. En que la gente tiene que consumir fuera, en la calle. El problema es fácil de ver: hay que atajar el botellón”, determina Oroz desde el Chez Belagua.
Y, como en el caso de su establecimiento, afirma que hay muchos bares del centro de Pamplona que estarían más que dispuestos a renunciar a música y volumen si les eximieran de colocar el vestíbulo estanco. Porque se dedican a otra cosa que no es la noche. “Creo que físicamente, por espacio, la colocación de la doble puerta sería posible. Otra cosa que la medida sea eficaz y ayude, que para nada”, entiende Juan Carlos, a la que demanda una solución que ataje el problema del ruido desde la raíz. “El culpable no es el hostelero, sino el botellón”, reitera.
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