El efecto que puedan tener en Navarra las reverberaciones provocadas por el terremoto que se está produciendo en Volkswagen Alemania es difícil de calcular. Sobre todo porque se trata de un cataclismo que no se circunscribe solo a la marca germana, sino que afecta al conjunto del sector del automóvil a escala continental. Las distintas fuentes consultadas en la Comunidad foral coinciden en que es muy aventurado hacer cualquier predicción en un contexto tan volátil, pero consideran que tanto Volkswagen Navarra como el resto de la industria auxiliar tienen motivos para estar razonablemente tranquilos.
Ello no significa que el draconiano ajuste que sí o sí se aplicará tanto en Volkswagen como en el resto de marcas francesas e italianas no vaya a tener consecuencias, sino que estas serán mucho más limitadas. Al menos, en comparación con la magnitud del revés que se espera en Alemania. Los planes de futuro en la factoría de Landaben siguen intactos, con dos coches eléctricos que convivirán en la cadena de montaje desde 2026 con otros dos vehículos de combustión. Las obras para adaptar las instalaciones y el montaje de la nueva maquinaria también continúan según la agenda programada y, por el momento, no hay noticias de que esto vaya a cambiar.
Otro motivo para la confianza es el convenio colectivo firmado entre la dirección y la mayoría sindical (UGT y CC OO) hace un año, un marco laboral estable que abarca el periodo entre 2024 y 2026. Tampoco hay sorpresas respecto a la carga de trabajo, que se sabe que, durante los próximos dos años, será particularmente baja para dar tiempo a las obras de adaptación de los talleres a los coches eléctricos. Esta “bañera” dibuja una pronunciada curva de producción descendente respecto a la media histórica que será compensada mediante sucesivos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y con horas de formación para la plantilla. El ERTE es un mecanismo legal que permite a las empresas suspender por tiempo tasado los contratos con sus trabajadores, que pasan a cobrar el desempleo con el consiguiente ahorro de costes laborales.
El coche chino va a sacar al sector de su zona de confort
El presidente de la Asociación Clúster de Automoción de Navarra (ACAN) y director de Operaciones de KWD Automotive, Roberto Lanaspa, admite que el coche chino va a ser un duro rival en un mercado a la baja en Europa, pero también cree que la industria del Viejo Continente será capaz de adaptarse como lo hizo en el pasado con la llegada de las marcas japonesas y coreanas. “Nos va a sacar de la zona de confort, ya que es un competidor que no esperábamos. Estoy seguro de que va a suponer un replanteamiento del actual statu quo, pero los fabricantes europeos todavía están por delante”, reflexiona sin desmerecer de la calidad de los vehículos producidos por el gigante asiático, que han dado un salto de gigante respecto a lo que eran hace unos años. “No son coches malos y es evidente que han mejorado mucho en diseño y calidad, pero todavía están un paso por detrás de lo que se fabrica aquí”, afirma.
ARRIMAR EL HOMBRO
Aunque los planes para la factoría de Landaben siguen intactos, se da por hecho que habrá algunas repercusiones, sobre todo tras el llamamiento desde Alemania a todas las fábricas de la marca para arrimar el hombro en las medidas de ahorro. De cara a la reconversión de la fábrica al coche eléctrico, Volkswagen tenía adjudicados 1.024 millones de euros más otros 52 millones para la nueva prensa de estampación. Si es habitual que la empresa logre ajustar sus inversiones por debajo de las cantidades aprobadas, todo apunta a que en esta ocasión se hará con mayor miramiento. Para cumplir con las cantidades asignadas, Volkswagen Navarra debería emplear unos 250 millones de euros por año en mejoras y maquinaria hasta 2027, pero, por ejemplo, este año por el momento solo está previsto un gasto de 160 millones de euros.
“Aquí se han hecho los deberes que ahora están pendientes en Centroeuropa, donde tienen un problema estructural”, corrobora el presidente de la Asociación Clúster de Automoción de Navarra (ACAN), Roberto Lanaspa, en relación con el panorama que afronta la industria auxiliar en la Comunidad foral. Fuentes sindicales apuntalan esta opinión con los casos de algunas de las principales multinacionales con presencia en Navarra, como sucede con Forvia o ZF. El grupo francés Forvia, conocido antiguamente como Faurecia, cuenta en Navarra con dos plantas que suman cerca de 600 empleos, una dedicada a la producción de escapes situada en Orkoien y otra de fundas de asientos (Tecnoconfort) en el polígono industrial de Arazuri. En pleno proceso de reestructuración para recortar 10.000 empleos por todo el mundo, la situación en la Comunidad foral parece tranquila. La planta de Orkoien cuenta en la actualidad con un convenio hasta 2026 que contempla una reducción progresiva de quince empleados por año mediante medidas no traumáticas. En el caso de Tecnoconfort, tiene adjudicada producción para los futuros coches eléctricos desde 2026, por lo que se considera que cuenta con un “proyecto industrial” garantizado.
Otro tanto puede decirse de la planta de TRW-ZF en el polígono de Landaben, que también ha firmado un nuevo convenio este mismo año. La matriz en Alemania anunció en verano un ajuste de plantilla con 14.000 salidas, lo que iba a suponer prácticamente el cierre de una de cada tres fábricas. Esta traumática medida se justificaba por la falta de adecuación de la fuerza laboral a un mercado deprimido, mientras que en el caso de las instalaciones en el polígono de Landaben la carga de trabajo para los próximos años se adecúa bien a sus 350 operarios. Bien es cierto que esta empresa contaba con más de mil empleados hace dos décadas, pero distintos procesos de ajuste en ese periodo la han dejado en una situación competitiva idónea.
No obstante, aunque objetivamente no parece que se cierna ningún peligro inminente sobre el tejido automotriz en Navarra, todas las fuentes consultadas reconocen que hay preocupación por el incierto futuro del sector a nivel continental. También consideran que la crisis de Volkswagen en Alemania, así como las que puedan venir de los otros grandes grupos automovilísticos, tendrá repercusión de una u otra forma, tal como reconoce Lanaspa: “Algo nos llegará, pero con mucha menos intensidad”. El presidente de ACAN y también director de Operaciones de KWD Automotive añade que, pese a que el mercado de la automoción en Europa está decreciendo, se descarta que se vaya a paralizar. Al contrario, se espera que los coches eléctricos asequibles como los que se van a producir en Landaben desde 2026 puedan ayudar a reanimar las matriculaciones.