Mucho se ha hablado de la relación entre la salida de Ignacio Murillo como máximo responsable de Sunsundegui con la ruptura del acuerdo para fabricar los modelos premium de Volvo y la posterior declaración de concurso de acreedores de la empresa unos meses después.
Unas versiones sobre lo acontecido vinculan estos hechos y consideran que han formado parte de una cadena de acontecimientos que precipitaron la crisis de la carrocera alsasuarra, mientras que otras sostienen que los problemas se arrastraban desde años atrás por una gestión inadecuada. Todas ellas se recogen en el informe técnico de las administradoras concursales.
La gestación del acuerdo con Volvo y el reto tecnológico
La ambiciosa apuesta de Sunsundegui para hacerse con la producción de los autobuses Volvo 9700 y 9900 se remonta a febrero de 2023, cuando la multinacional sueca estaba cerrando la fábrica en Polonia en la que producía estos modelos. Fue entonces Murillo firmó el contrato de confidencialidad con Volvo. El equipo que iba a pilotar el proyecto desde Navarra se montó en marzo y abril de aquel mismo año.
La firma definitiva del contrato con Volvo se produjo en la oficina de KPMG en Bilbao el 12 de octubre de 2023. Ello comprometía a Sunsundegui a hacer “inversiones fuertes a nivel tecnológico y personal con capacitación”, según recogen el informe técnico. También supuso un aumento de la plantilla, que pasó de 272 a 413 trabajadores.
Dificultad para la financiación y contacto con Mikel Irujo
El primer obstáculo que se encontró la carrocera alsasuarra fue la negativa del banco a aumentar la cantidad de circulante. Antes de la pandemia se disponía de 33 millones de euros, cantidad que la propia empresa solicitó reducir a 15 millones porque “no hacía falta en ese momento”. Cuando a finales de 2023 trataron de elevarlo a 20 millones se encontraron con la negativa de la entidad financiera. Murillo advirtió en diciembre de 2023 al propio consejero de Industria y de Transición Ecológica y Digital Empresarial, Mikel Irujo, que el proyecto Volvo estaba en peligro.
Un mes antes se había aprobado el préstamo de Sodena por 9 millones de euros, pero esta financiación no obtuvo el visto bueno del Parlamento hasta finales de abril de 2024. Para entonces Murillo ya estaba fuera de la empresa. Su destitución había sido decidida por el nuevo consejo de administración, que había asumido las funciones para supervisar la compañía desde el 28 de febrero de 2024. La creación de este consejo de administración había sido impuesta por Sodena como condición previa para rescatar a Sunsundegui. La salida de Murillo se hizo efectiva el 9 de abril de 2024.
Cena de directivos de Volvo con Murillo tras su salida
Según el relato de Murillo a las administradoras concursales, existía una relación de confianza de Volvo con los directivos de Sunsundegui. El propio Murillo destacaba que dos o tres semanas después de su despido, vinieron los representantes de Volvo a España y “le manifiestan su apoyo” durante una cena.
Las administradoras concursales contrastaron esa versión con el director gerente de Sodena, Iñaki Larraya, y la supuesta pérdida de confianza de la marca sueca tras el cambio directivo. Larraya manifestó entonces que, en una reunión previa a la destitución de Murillo en febrero, los responsables de Volvo habían trasladado a Sodena su pérdida de confianza en el equipo directivo comandado por el poco después cesado director general.
Causas del colapso financiero y problemas de gestión
El ex director general de Sunsundegui ha precisado este jueves que desconoce de dónde salen los 12 millones a los que se refieren las administradoras concursales y supone que resultan de la suma de los 9 millones concedidos más los 3,4 millones de la etapa de la covid. En relación con los 24 millones necesarios para el circulante, ha precisado que eran 20 millones dado que el banco había recudido su cuantía a 11,6 millones. Por tanto, los 9 millones serían suficientes. Murillo añade además que Mikel Irujo nunca prometió que el préstamo de Sodena fuera a estar disponible para enero: "En un viaje a Suecia en enero de 2024, Mikel Irujo dijo a Volvo que Sunsundegui debía entregar una modificación del IBR y que, una vez recibido este informe, el dispondría del dinero en un plazo de 15 días. Ese informe fue entregado por Sunsundegui en febrero de 2024. No se cuándo se recibió la ayuda porque la misma no llegó mientras yo estuve en la empresa".
Según la versión de Murillo recogida por las administradoras concursales, el Gobierno de Navarra “no cumplió con lo prometido”, ya que había dicho durante un viaje a Suecia que iba a facilitar el dinero en enero de 2024 y este no llegó hasta marzo. Peor aún, según Murillo, Sodena “solo aportó 12 millones sabiendo que hacían falta 24 millones para el circulante”.
Las administradoras concursales recogen conversaciones con otros directivos de Sunsundegui que reflejan que, entre los problemas que llevaron al colapso financiero, estaban la imposibilidad para negociar los precios de los autobuses Volvo y que el proyecto requería “un importante volumen de financiación” para una compañía ya muy endeudada para salir del bache de la covid. También apuntaban a los altos porcentajes de interés de las líneas de crédito por no contar con “suficientes garantías” o una plantilla sobredimensionada pero “no bien organizada ni adecuada” a las necesidades de la empresa.