Cartas de los lectores
El desierto de la Bajada de Beloso, obra de Asiron

- Luis Landa El Busto Escritor
Todos sabemos que los veranos en Pamplona solían ser benignos, pero, fruto del cambio climático, las temperaturas se duplican y padecemos calimas asfixiantes en toda Navarra y en el continente europeo. Según la Agencia de Protección Medioambiental, las olas de calor se darán cada vez con más frecuencia, serán más calurosas y presentarán mayor duración. En Suiza por ejemplo las cifras superan los 36 grados, algo poco habitual en esa zona.
Desde el periodo industrial, el globo terráqueo se ha calentado más de un grado, fruto de la quema de combustibles fósiles. Si seguimos en esta línea y no ponemos remedio, el calentamiento del planeta subirá progresivamente.
Además se observa una mayor concentración de temperatura en las ciudades (isla de calor urbano) que se suaviza en las zonas rurales; pudiendo alcanzar hasta 6 grados más, fruto de la actividad humana y de sus infraestructuras.
Este fenómeno se podría solucionar en parte con suelos permeables para conseguir filtrar parte del agua de las lluvias; también con menos asfalto o al instalar jardines en los tejados, para absorber parte de la contaminación atmosférica, recogiendo la lluvia y refrescando el ambiente.
Pero, sobre todo, se obtendría mayor calidad del aire aumentando las zonas verdes, ya que reducen la polución urbana al absorber el CO2 a través de los árboles, proporcionan sombra y aportan salud a los vecinos. Lo contrario de lo que ha hecho Asiron en la Bajada de Beloso.
La poetisa Rosalía de Castro (s. XIX) afirmaba: “Y yo/ solo respiro sopor. /Solo el maldito calor,/ de calle abandonada/ a su suerte./ Desolación”./
Estos versos podríamos aplicarlos perfectamente a la acera que transcurre desde la gasolinera de Baja Navarra hasta el inicio de Burlada. Asirón, que protestó, día y noche, a la alcaldesa Cristina Ibarrola, por la posible tala de un mínimo de árboles en Plaza de la Cruz, ahora ha eliminado 102 árboles para crear un carril bici con un voladizo (un saliente sin pilares) sobre la ripa de Beloso. Y se ha quedado tan ufano. Los 1.188 metros que separan Pamplona de Burlada se han convertido en un desierto, con siete grados más de temperatura que en el resto de barrios. A partir del mediodía nadie es el valiente de atravesar el paseo del fuego abrasador. Los peatones de ambos municipios han desistido del intento.
Sumamos a este problema, el grave coste medioambiental. El paseo sombreado por la vegetación ha pasado a mejor vida con la consiguiente protesta del vecindario, pero sin inmutarse el jefe del sillón municipal. Hemos ganado un carril-bici, que hace falta bemoles para ascender la cuesta en dos ruedas, pero hemos perdido la confortable acera que decenas de ciudadanos realizábamos para subir y bajar a Pamplona. ¿Por qué, Sr. Asirón, no invita a su camarada de EH Bildu de Burlada, Berta Arizkun, a pasear por el desierto de Beloso, en plena canícula, y se recrean y broncean al mismo tiempo?
La tala de árboles de Asiron no fue una actuación limpia, ya que se realizó con nocturnidad para que no pudiéramos protestar. La mayoría de obras, que ahora está realizando el equipo de Bildu, ya estaban propuestas por el anterior gobierno municipal de UPN con Ibarrola como alcaldesa. No iba a provocar tanto daño al ecosistema; además Asiron les ha cambiado el nombre y se erige como autor, pero deteriorando el hábitat. Un plagio.
¿Tendremos otro disgusto medioambiental con Sarasate? Por favor, Sr. Alcalde, respete a los actuales monarcas, multiplique las esculturas con artistas navarros y convierta el espacio en un gran boulevard, denominado: Paseo de los Reyes de Navarra. Tendrá mi aplauso.