Una historia de cromos, Asiron y Erripagaña
Ahora que volvemos a ver a multitud de niños y niñas coleccionando los cromos de La Liga (es alentador ver cómo siguen cautivando a las nuevas generaciones en plena era digital), si el alcalde Asiron fuera uno, sería el más repetido en los sobres y el que por tanto nadie querría, especialmente en el barrio de Erripagaña. Allí todos buscarían cambiarlo rápidamente para conseguir otro de más valor. Uno que les ayude a avanzar en su objetivo de completar el álbum.
Y es que el alcalde, que lleva más de 15 meses en el gobierno, ha hablado durante este tiempo muy poco del barrio, y las tres veces que lo ha hecho ha sido para repetir exactamente lo mismo: que va a activar un proceso participativo en el que los vecinos van a decidir su futuro, es decir, a qué municipio quieren pertenecer. Erre que erre con lo mismo, y a día de hoy cero avances y mucho incumplimiento de compromisos. Uno flagrante, el de la pasada semana, al no celebrar los días 4 y 5 de abril la consulta que el 6 de febrero anunció en rueda de prensa.
Asiron se jugó un triple en febrero que sabía que iba a fallar porque no había ni canasta. Se lo advertimos. Ni había consenso con los otros tres ayuntamientos (Burlada y Huarte, gobernados por su mismo partido, EH Bildu, y Valle de Egüés, de UPN) ni había dado ninguno de los pasos que había esbozado en un documento previo a la consulta. Mintió a los ciudadanos porque era consciente de que no iba a hacer la consulta. No tenía las preguntas, no había hablado con la Asociación de Vecinos, no la había consensuado con Gobierno de Navarra y no había definido qué iba a hacer con los resultados.
Bueno, sobre esto último dijo que “la última palabra la tendrán los vecinos”, pero también que “la consulta no es vinculante”. Surgen por tanto varias preguntas: ¿Iba a hacer o no caso a los vecinos? ¿Iba a respetar su opinión? Si no la iba a respetar, ¿para qué preguntarles? ¿No pregunta porque sabe que no va a hacer caso a su opinión? Que nos lo aclare, ya saben eso de que soplar y sorber no es posible.
Lo único claro es que los ciudadanos no han tenido consulta y, además, no saben por qué no se ha celebrado, porque pasada la fecha el alcalde todavía no ha dado una explicación. Mantiene un sospechoso silencio. Asiron dijo en campaña electoral que de ser alcalde resolvería la problemática de Erripagaña en diez meses. Sin embargo, en este casi año y medio que lleva en el cargo se ha quedado como Bill Murray en Atrapado en el Tiempo. Es decir, encerrado en su idea de vender en hasta en tres ocasiones un proceso participativo que sigue muy verde y que, de seguir así las cosas, se eternizará.
El único avance que ha dado en el barrio ha sido además, para mal, ya que al tiempo que presentó hace unas semanas el proyecto para el Civivox dijo que lo va a guardar en un cajón hasta que se resuelva el proceso administrativo. Ojalá me equivoque, pero a este paso no veremos una piedra durante esta legislatura. Nosotros, que nos habíamos comprometido a iniciar las obras en 2024, seguimos pensando que debe iniciarse ya su construcción.
Los ciudadanos de Erripagaña no quieren que se les despiste con procesos administrativos o con debates políticos. Quieren dotaciones e inversiones. Porque hoy no tienen escuela infantil ni centro de salud porque el Gobierno de Navarra sigue retrasándolos. No tiene Civivox, ni lo va a tener a medio plazo, no tiene polideportivo y carece en definitiva de muchos servicios que otros barrios tienen.
Si hoy Asiron no fuera alcalde, en 2024 ya se habrían empezado las obras del Civivox y del polideportivo, que es a lo que nos habíamos comprometido los cuatro alcaldes que estábamos en las distintas localidades en 2023. Por tanto, los ciudadanos de Erripagaña estarían mucho más cerca de disfrutar de estas dotaciones.
Durante mis seis meses como alcaldesa mantuve 5 reuniones con los 4 alcaldes, prácticamente una reunión mensual. También con el Gobierno de Navarra y por supuesto con la Asociación de Vecinos. El señor Asiron ha tenido una única reunión con los alcaldes en toda su legislatura.
Ha mostrado un carácter autoritario que ha frenado en seco los avances que los cuatro ayuntamientos conseguimos en 2023 abstrayéndonos de ideologías y centrándonos en los ciudadanos. De ahí llegaron convenios en seguridad, limpieza y jardinería y el compromiso de inversiones que Asiron ha parado. Su autoritarismo ha dinamitado el consenso que había. Y lo ha hecho, para más inri, con dos alcaldes de su propio partido. La consecuencia, y lo más triste, es que los ciudadanos de Erripagaña vuelven a ser los grandes damnificados. El barrio necesita urgentemente que les ‘toque’ otro cromo que les permita completar la colección. Es decir, que les garantice, de una vez por todas, resolver su futuro y acceder a dotaciones y servicios de los que otros barrios sí disfrutan.
Cristina Ibarrola. Presidenta de UPN y portavoz en el Ayuntamiento de Pamplona