Cinco años de covid (VI)
El segundo paciente covid de la CUN y la enfermera que le cuidó: "Es bueno recordar por lo que pasamos"
Josean Ascarza Mondragón, pamplonés que pasó doce días ingresado por coronavirus, e Izaskun Goñi Pérez, sanitaria, hablan de los primeros días de pandemia en la clínica

Actualizado el 13/03/2025 a las 09:33
Josean Ascarza Mondragón reposaba en marzo de 2020 solo sobre la cama de la habitación 508 de la Clínica Universidad de Navarra (CUN). Era el segundo paciente covid de la CUN. A las diez de la mañana de los doce días que permaneció ingresado le llegaban varias imágenes de ánimo a través de WhatsApp. Como un reloj.
Las diez era la hora de animar a Josean y desde el grupo Operación apoyo, cuyos integrantes eran parejas de su cuadrilla, organizaban mensajes para enviarle de forma individual. “Yo no era consciente de que había un grupo creado. Fuera se generó una incertidumbre brutal con mi ingreso”, indica él mismo.

“Cuando salí me metieron en el grupo y tenemos un núcleo todavía más fuerte”, apunta cinco años después junto a Izaskun Goñi Pérez, enfermera de la CUN que le cuidó y con la que generó un vínculo muy especial gracias a un detalle que tuvo la sanitaria con él.
Un día, tras comer algo en su habitación, este pamplonés necesitaba hilo dental y no tenía. Su neceser lo había preparado con lo básico para el ingreso por coronavirus el día 10 de marzo, desconocía cuántos días iba a pasar y todavía no se había decretado el confinamiento. “No pensaba que entraba en una situación como la que luego viví”, reconoce.
Ante la necesidad de hilo dental, él preguntó a Izaskun si había en la quinta planta pensando que sí, pero recibió una negativa. Sin embargo, la enfermera, tras salir del turno, fue al supermercado y a primera hora del día siguiente Josean ya lo tenía. Agradeció este detalle que para ella supuso algo pequeño pero para él algo enorme . “Es un detalle que me pareció tan significativo que salí emocionado. Es la anécdota, pero refleja mucho lo que se vivió en esos días”, reflexiona él.
APRENDER DE LO PEOR
“Espero que no vuelva a ocurrir y, si pasa, hemos aprendido para estar preparados para ello”, dice Izaskun al analizar los días vividos en 2020. “Te das cuenta de que el ser humano es social por naturaleza. Todo el mundo salía a las ocho de la tarde para aplaudir a los sanitarios, que nos pusieron como capas de valientes y superhéroes. Nosotras apreciamos un montón ese momento, pero en cuanto dejaron de salir te das cuenta de que luego todo se diluye”, reflexiona citando también momentos más complicados en los que algunas personas no cumplían con las reglas puestas para minimizar el contagio.
“Para nosotras fue un reto profesional”, añade. “Iba pasando el tiempo, la primera ola pasó y para nosotras fue casi como una victoria. Dijmos: ya está”, indica explicando que fue “un golpe duro” cuando volvieron a subir los casos de nuevo. “Fue duro porque sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar”, señala esta sanitaria casada con un médico.
Por su parte, Josean, después de doce días ingresado, reconoce que su percepción sobre la vida ha cambiado. “Ha cambiado de muchas maneras”, señala. “Me he propuesto tomar conciencia de muchas cosas y relativizar determinadas cosas”, dice.
“Creo que me ha hecho mejor persona, me ha hecho pensar de otra manera, intentar valorar la vida y el futuro de otra manera”, comenta citando a su mujer y a su hija varias veces a lo largo de la conversación desarrollada en una sala de la planta baja de la CUN.
“Creo que el Josean de hoy prioriza otras cosas en la vida que el de hace 5 años, y creo que el de dentro de 10 años todavía lo va a evolucionar más en ese sentido”, prosigue relacionando la reflexión con sus doce días en el hospital. “Mi entrada en casa fue emocionalmente el momento más heavy que he tenido en mi vida”, reconoce emocionado.
Desde esa temporada, a Josean le suena en el móvil una alarma a las diez de la mañana para no olvidar por lo que pasó. “Es un tema mío personal. Creo que no tenemos que perder el norte”, dice. “Luego te metes en el circuito y se te olvida. Parece que no ha pasado nada”, apunta haciendo referencia al día a día y su rutina frenética. “Todos los días de mi vida tengo que tomar un momento de conciencia de que pasó esto y que es un tema que no debemos olvidar”, concluye.