Cinco años de covid (VI)
Médica y enfermera de la UCI del Reina Sofía de Tudela: "La primera ola fue dramática porque no sabíamos nada"
Tere Rubio Obanos y Marian Zapata Roig Jefa de servicio de Medicina Interna y enfermera de la UCI del Hospital Reina Sofía de Tudela

Actualizado el 13/03/2025 a las 09:34
Cinco años después de la gran “partida de ajedrez” que supuso el estallido del Covid en Navarra, Tere Rubio Obanos -entonces jefa de sección de Medicina Interna del Hospital Reina Sofía de Tudela y jefa de servicio de Medicina Interna desde el 28 de junio de ese año-, y Marian Zapata Roig, enfermera de UCI, rememoran aquellos momentos en los que el trabajo, reconocen, les salvó.
El primer caso llegó a Tudela el 10 de marzo y, en 15 días, “todo se desbordó”, recuerda Tere, que lleva en el Reina Sofía desde su inauguración en 1986. “Pasamos de 6 casos a todo el hospital, que fue creciendo a la par que la necesidad”, relata. Por ejemplo, la UCI pasó de 5 a 24 camas. “La primera ola fue dramática porque no sabíamos nada”, cuenta Tere. Marian, que lleva 28 años en Tudela, reconoce “momentos de desesperación, pero no en el trabajo, donde todos, de todas las especialidades, remamos hacia la misma dirección”, asegura la cortesina. No tuvieron miedo, pero ella sí tuvo “la incertidumbre de pensar si alguien iba a salir adelante”.
Todo ello, haciendo equilibrios para evitar un virus con el que estaban en contacto cada segundo y que obligó a priorizar. “Fue muy duro...”, cuenta Tere. “Yo pensaba en el que tenía que decidir quién bajaba a la UCI y quién no. Decidía a quién dar la oportunidad...”, rememora compungida Marian.
SOLEDAD DE LOS PACIENTES
La soledad de los pacientes era lo más duro para ellas, y trataron de evitarla. “Es lo que peor admití”, cuenta Tere, que reconoce “el miedo y la angustia” que le producía que un paciente falleciera solo. “Decidimos que lo mejor era que estuvieran las familias y creo que acertamos”, rememoran.
Unas familias de las que no se separaron Tere y Marian durante su labor en ‘el frente’. “Yo vivía con mi padre, una persona mayor, y nos arriesgamos. Pero antes de entrar en casa tenía que hacer todo el protocolo de desinfección”, explica Marian, para la que sentir el cariño de su familia era fundamental tras cada jornada.
“Estábamos motivados. Ahora no sé si estaríamos dispuestos a poner tanta carne en el asador”, duda Marian ante una Tere que se muestra “optimista”. “Creo que haríamos las cosas mejor pero, tal vez, no permitiríamos volver a trabajar a destajo”, apostilla. Con la perspectiva que da el tiempo, para Marian “fue un periodo duro y difícil, pero satisfactorio porque todos íbamos en equipo”. “Eso y la satisfacción de pensar que, gracias a lo que hicimos, no fallecieron más personas, fue lo mejor”, añade Tere.
Unos meses que no dejaron secuelas psicológicas en la médica. “De hecho, estoy bien porque trabajé. Si no, hubiera necesitado medicación porque parecía que estábamos en un estado de excepción”, relata. Sin embargo, Marian inició un proceso de cambio. “Tras cuatro meses pensando sólo en el hospital, un año después seguía igual, así que me puse a coser, inicié un programa de desarrollo personal y ahora, cinco años después, puedo decir que veo imágenes del Covid y no lloro”, expone ahora con seguridad.
“Cuando todo el mundo se desconfinó, yo quería confinarme. No quería estar con gente, ni me veía en un bar, pero llegaron las fiestas de Cortes, me vi dentro de un bar y dije: ¡Estoy aquí!”, recuerda Marian, que duda acerca de la respuesta de la sociedad en caso de otra pandemia. “La gente respondió muy bien, pero no sé si lo haría igual”, asume Marian, opinión opuesta a la de Tere. “Creo que responderíamos más rápido porque hubo gente muy reaccionaria, pero España fue de los países más disciplinados”, asegura una Tere que comparte el insomnio post Covid con su compañera. “En esa época me despertaba pensando en los pacientes nuevos que tendría, y desde entonces no duermo bien”, cuenta. Cinco años después, ambas reconocen que no han cambiado mucho. Su posición en el frente, tampoco, aunque ya sin un enemigo común.