Las ampollas, los kilómetros recorridos y las mochilas a la espalda pesan menos si se hacen en compañía. En familia, pareja, con la cuadrilla... Este sábado
fueron muchos los que eligieron peregrinar hasta el Castillo de
Javier acompañados. “La verdad que hablando y riendo el camino se hace más corto. Creo que la clave es elegir bien con quién vas”, declaraba con una sonrisa Edurne Tirapu Iguelz a su paso por
Monreal.
Ainhoa Goñi y Andrés Delaossa caminaban junto a su sobrina, Ane Oficialdegui. “Ya habíamos venido otros años pero nunca juntos, es un día bonito para disfrutar de la familia”, explicaba Ainhoa Goñi.
Con una temperatura que rondaba los 17 grados y sol radiante, el día invitaba a todo menos a quedarse en casa. Vlad Gorgan lo sabía bien. Junto a su hijo de 10 años, Alexander, paseaban a buen ritmo con gorra y crema de sol. “Al peque le hacía ilusión venir y está fuerte, va a aguantar muy bien yo creo, casi mejor que yo”, comentaba Vlad Gorgan.
Pañoletas, cruces, iconos y banderas se dejaron ver a lo largo del recorrido. Javier Gironés, Iñaki Domenech e Iñigo Aguinaldo del grupo scout Nuestra Señora de La Paz, se fundían en una agrupación de más de 60 jóvenes. “Nos hemos levantado a las 5.30 de la mañana para salir desde Noáin y llegar a tiempo a la misa”, aseguraban los tres amigos.
“Vamos unos cuantos haciendo el tonto y quieras que no se te hace hasta corto”, añadían entre risas. Laura Mandarás y Ander Aguirre esperaban de la mano en la fila para recoger el avituallamiento en Loiti. “Llevamos cinco años viniendo en pareja y lo disfrutamos como el primero, los últimos kilómetros ya no son tan románticos pero es una forma bonita de disfrutar de un día juntos”, expresaba la pareja.
Para Patricia Ezkía, la Javierada es un día para desconectar de las obligaciones laborales durante la semana. “He estado toda la semana pensando en el finde. Es una paliza pero con sol, un buen almuerzo y buenos amigos merece la pena”, contaba emocionada Patricia Ezkía a su paso por Monreal. Ainhoa Berroeta definió bien el espíritu de la Javierada: reencuentro y conexión.